Pelicula romántica francesa, del Director tunecino Pierre Salvadori que nos demuestra que todavía se puede hacer buen cine en este genero.
Emilie, una joven peluquera, recibe un carta de amor de un admirador secreto. En principio la tira a la papelera sin hacerle caso, pero cuando ve a su madre tan deprimida y aislada desde que su marido la abandonó hace cuatro años, opta por enviarle a ella la carta para que se anime y vuelva a creer en el amor, sin saber que se la ha escrito Jean un empleado de la peluquería y aquí empiezan los enredos...
Es una película entretenida y agradable de ver que muestra tres formas de buscar el amor en los tres personajes principales. Es una comedia actual con trazos de incorformismo y amoralidad que en algún momento nos pueden llegar a sorprender, ya que los personajes parten de una imagen de bondad que evolucionan a comportamientos de cinismo e incluso maldad llevados por los continuos enredos y mentiras.
El papel de los tres personajes principales está muy bien interpretado, Audrey Tautou, es la protagonista (Emilie) la película gira alrededor de ella para su lucimiento.Ya había colaborado anteriorimente con el director en "Un engaño de lujo". La interpretación de Nathalie Bayer en el papel de madre,(Maddy) es esplendida y conmovedora, a la vez que vitalista, Por su parte Sami Boujila desarrola un personaje creíble, dándole veracidad, a través de los matices y desprendiendo sorpresa y serenidad en un personaje que no sabe como reaccionar ante lo que se le viene encima. Es el contrapunto de los excesos de Audrey Tautou. En algún momento me recordó a Sidney Poitier. En un papel secundario destaca especialmente la ayudante de peluquería Paulette, interpretado por Judith Chemla esta actriz secundaria realmente llena la cámara a pesar de su escasas apariciones, todas ellas geniales.
Me han gustado especialmente la escena de las sombras chinescas y la de los zapatos de Maddy. Son dos técnicas para mostrar algo de una forma muy original y cinematográfica.
El guión de la película es de Pierre Salvadori y Benail Graffin. La música de Philippe Eidel.
